Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

En que se declaran otras costumbres de los indios sujetos a la ciudad de Urabá


Con aquesta hierba tan mala como he contado untan los indios las puntas de sus flechas, y están tan diestros en el tirar y son tan certeros y tiran con tanta fuerza, que ha acaescido muchas veces pasar las armas y caballo de una parte a otra, o al caballero que van encima, si no son demasiadamente las armas buenas y tienen mucho algodón; porque en aquella tierra, por su aspereza y humidad, no son buenas las cotas ni corazas, ni aprovechan nada para la guerra destos indios, que pelean con flechas. Mas con todas sus manas y con ser tan mala la tierra, los han conquistado y muchas veces saqueado soldados de a pie, dándoles grandes alcances, sin llevar otra cosa que una espada y una rodela. Y diez o doce españoles que se hallan juntos acometen a ciento y a doscientos dellos. No tienen casa ni templo de adoración alguna, ni hasta agora se les ha hallado más de que ciertamente hablan con el diablo los que para ellos señalan, y le hacen la honra que pueden, teniéndolo en gran veneración; el cual se les aparece (según yo he oído a algunos dellos) en visiones espantables y terribles, que les pone su vista gran temor. No tienen mucha razón para conocer las cosas de naturaleza. Los hijos heredan a los padres, siendo habidos en la principal mujer. Cásanse con hijas de sus hermanos. y los señores tienen muchas mujeres. Cuando se muere el señor, todos sus criados y amigos se juntan en su casa de noche, con las tinieblas, sin tener lumbre ninguna; teniendo gran cantidad de vino hecho de su maíz, beben, llorando el muerto; y después que han hecho sus cerimonias y hechicerías lo meten en la sepultura, enterrando con el cuerpo sus armas y tesoro, y mucha comida y cántaros de su chicha o vino, y algunas mujeres vivas. El demonio les hace entender que allá donde van ha de tornar a vivir en otro reino que los tiene aparejado, y que para el camino les conviene llevar el mantenimiento que digo, como si el infierno estuviese lejos. Esta ciudad de San Sebastián fundó y pobló Alonso de Heredia, hermano del adelantado don Pedro de Heredia, gobernador por su majestad de la provincia de Cartagena, como ya dije.